Fuera de los temas habituales del blog, de vez en cuando ampliamos horizontes temáticos. En esta ocasión queremos fijar nuestra atención en la naturaleza que nos rodea, concretamente en dos especies fáciles de ver en Vicálvaro y que en estos momentos, entrado ya el otoño, alcanzan su plenitud.
Dentro de la flora natural que podemos observar en un simple paseo por los descampados que rodean el núcleo urbano del Distrito, son dos de las plantas que más nos van a llamar la atención en estos momentos, aunque por distintos motivos:
Hablamos de la olivarda (Ditrichia viscosa) y del pepinillo del diablo (Ecballium ellaterium)
Frutos del pepinillo del diablo |
El pepinillo del diablo es una planta tóxica herbácea, que crece a ras de suelo, pudiendo alcanzar un diámetro considerable. Es fácil de ver junto a los caminos, en baldíos o incluso en solares y escombreras. No es llamativa habitualmente, excepto cuando sus frutos maduran (las flores son pequeñas y su color no es especialmente vistoso). Éstos tienen forma ovoide, similar a un melón, pero con un tamaño mucho más pequeño (unos 4 o 5 centímetros), y se sostienen a través de un largo pedúnculo que, cuando el fruto madura, se rompe, bien por la presión interior, bien exterior (incluso una corriente de aire puede hacer que las semillas salgan a presión y alcancen una distancia considerable, por el orificio que deja el pedúnculo). Estamos ante una curiosa manera de expandirse, que no es nada frecuente en la flora que nos rodea.
Es una especie perteneciente a las cucurbitáceas, como la calabaza, el melón o el pepino, pero que, recordamos, es tóxica. Pese a ello, en la antigüedad se utilizaba como purgante y para tratar el reúma. Puede llegar a ser mortal. En ningún caso se debe ingerir o realizar algún tratamiento con ella.
Floración del pepinillo del diablo |
En esta época podemos encontrar ejemplares aún en flor y con frutos madurando o ya maduros, por lo que podemos verla en todo su esplendor. Las fotos que acompañan a esta entrada están realizadas en los caminos cercanos al Cerro Almodóvar y junto a Faunia, pero puede encontrarse en cualquier espacio no urbanizado de Vicálvaro.
La olivarda es una planta perenne que puede alcanzar el metro y medio de altura (aunque lo más habitual es que en nuestro entorno no supere los 80 o 90 centímetros) muy ramificada y con follaje denso.
En estos momentos podemos encontrarla en plena floración, destacando el amarillo sobre el verde profundo de las hojas. Debido a que es una de las últimas plantas en florecer, atrae a gran cantidad de insectos, tanto polinizadores como depredadores. Su olor repele a los herbívoros.
Floración de la olivarda. Detalle |
Al igual que el pepinillo del diablo, se asienta en el borde de caminos, en baldíos y escombreras, y en general en cualquier tierra pobre y seca. Puede desplazar a otras plantas, ya que sus hojas desprenden una sustancia que dificulta la germinación de otras semillas. La construcción de nuevas vías de comunicación, tan frecuente en estos últimos años (M45, AVE, M50, R3, ... ) ha supuesto una vía fundamental para su distribución y naturalización en la zona, pues esta planta es originaria del Mediterráneo.
Su principal uso tradicional ha sido como atrapamoscas, colocándose boca abajo las ramas en las casas con el objeto de que queden atrapadas en la sustancia viscosa que las cubre. En cultivos se asocia con plantaciones de cítricos y olivares, como ayuda a mantener el control de plagas. Por último, también es utilizada para recuperar terrenos contaminados por metales pesados (plomo y mercurio)
Estas fotos están tomadas en los bordes de la M-40 y en el Cerro Almodóvar, pero crece en cualquier lugar del Distrito, incluso en solares dentro del casco urbano.
Olivarda florida junto a la M-40 |
Olivardas en el Cerro Almodóvar |