En esta ocasión, la obra elegida es todo un clásico. Se trata de "Madame Bovary", de Gustave Flaubert. Si, como es casi seguro, no te da tiempo a leerte este ejemplar, te avisamos con antelación: El título de noviembre es bastante más breve, "Luces de Bohemia", de Ramón María del Valle Inclán. En diciembre (día 10), "Todos los nombres", de José Saramago, y en enero de 2016 (24), "Memorias de Adriano", de Margarite Yourcenar.
"De las más grandes novelas que sobre el vacío se hayan escrito jamás, este drama local cuenta la historia de Emma Bovary, mejor dicho, deEmma Rouault, una joven de un pequeño pueblo normando quien tras casarse con Charles Bovary, joven médico que recién enviuda tras un esperpéntico matrimonio, lleva una vida aparentemente tranquila. Emma no tiene obligaciones que atender. Se le va el tiempo leyendo folletines con los que alimenta una serie de ensoñaciones, las mismas de sus héroes literarios. Comienza así una especie de enloquecimiento cervantino. Ella, como Alonso Quijano con las novelas de caballería, se entrega a la insistente ensoñación sobre la vida en la ciudad, ese laberinto de pasiones tan lejano de su vida de provincias.
De no haberse casado con un medicucho sin futuro, piensa Emma, viviría de baile en baile y de arrebato en arrebato. Ella, que se siente llamada a ser amante de vizcondes y a desatar pasiones desenfrenadas, comienza a encadenar una serie de experiencias que hacen de sucedáneos. Y así, en su deseo perpetuo, todo lo confunde: “Las sensualidades lujosas, con los goces del corazón, y las galanterías, con los sentimientos delicados”, escribe Flaubert en lo que puede parecer el retrato de una necia, una mentecata, la misma que todavía nos fascina justamente por su candidez y brutalidad. El filósofo francés Jules Gaultier llamó "bovarysmo"al hábito de evadirse de una realidad insatisfactoria, y Mario Vargas Llosa se confesó en las páginas de "La orgía perpetua" un enamorado de tan singular dama, dueña de esa cabeza llena de fantasmagorías de la que él ha sido casi siempre el eterno prologuista. Pero volviendo al tema. En el caso de Emma Bovary, el asunto no está en desear, sino en lo que ese deseo hace con todo cuanto consigue a su paso". (Karina Sainz Borgo, en www.vozpópuli.com)
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