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18 de marzo de 2021

Entrevista con Jorge Cassino, director de "Lombrices". Teatro en El Madroño, 26 de marzo

 

Entrevistamos a Jorge Cassino, director de la Compañía "Dekomikos", que representarán "Lombrices" e próximo viernes 26 en el Centro Cultural El Madroño. Argentino de dilatada carrera, nos responde encantado a esta sucinta entrevista con motivo de la puesta en escena de esta premiada obra. (Premio Certamen de "Teatro de Humor" por el Instituto Nacional de Teatro de Argentina)-

Por Paula Guzmán y José Antonio Guzmán




Buenos días, Jorge. Quería empezar esta breve entrevista por algo que me ha llamado la atención de la dilatada carrera de “Dekomikos”: Habeis llevado a escena un montón de obras de autores variopintos, tanto españoles como sudamericanos. Esta gran diversidad a la hora de decidir la obra a representar, ¿responde a una búsqueda de nexo común entre éstas, o bien en los intereses o temas de los autores, o simplemente es casualidad?  

 

Bueno, a  veces son ofrecimientos que nos llegan, pero en cualquier caso el primer paso para llevar a escena una obra es que el material te tiene que gustar. Últimamente nos hemos inclinado por la comedia, como un género que permite tratar temas importantes de un modo más liviano, pero que no quita profundidad: En “Lombrices” o por ejemplo en la anterior obra representada, “Compañía” se tratan temas importantes pero con humor, a través de una visión más galante o cómica que permiten aceptar ciertas cosas con una sonrisa,  aunque sean temas duros.

 

Jorge Cassino con las dos intérpretes de "Lombrices"

Muchos de estos autores escogidos rondan la cincuentena. ¿Tiene esta generación algo en común que te interese especialmente?

 

Sí, es cierto que hay muchos autores en ese entorno de edad, por ejemplo Pablo Albarello -autor de “Lombrices”- tiene unos 50, el anterior era algo mayor. Pero no es una condición importante, lo importante es su conocimiento de la estructura teatral, de lo que quieren contar, que nos toque emociones, pensamientos, los textos tienen que transmitir..,

 

“Lombrices” habla sobre dos mujeres mayores que viven en un mundo ligado al pasado, y están encerradas en su casa. Esta situación coincide con la actual pandemia. ¿Ha sido casualidad o  habéis aprovechado este contexto para llevarla a escena?

 

Realmente fue casual, pues estrenamos esta obra en septiembre del 19 en la sala La Encina en Madrid, previo por tanto a todo esto que está pasando. La obra plantea una situación realmente similar, pues se trata de dos mujeres que viven en su pisito, y están ajenas a todo lo que ocurre fuera; el espectador no sabe si quieren ignorarlo adrede o es que no se enteran, pues algo importante está pasando fuera y ella están recluídas en su pequeño espacio habitable. Luego la pandemia nos metió a todos en casa y ciertamente,  son las sorpresas que te dan las obras a veces, la realidad las resignifica. Pero no, ya ves que cuando lo estrenamos no había  pandemia. Por alguna razón estas señoras no quieren salir ….

 



¡Eso habrá que descubrirlo en El Madroño el día 26, no vamos a avanzar nada por ahora!. Quería preguntarte por otra parte por el “grotesco argentino”, un género teatral del que la mayoría no sabemos nada, y en el que se enmarca esta obra. ¿Puedes explicarnos brevemente cuáles son sus características?

 

 

Aunque aquí no se llame así, también hay autores que emplean sus técnicas. De un modo simple se podría definir como una mezcla peculiar de risa y llanto. Se producen situaciones en las que te estás riendo de algo que te hace llorar, o estas llorando por algo que no deja de ser gracioso. Hay dos ejemplos en películas muy conocidas que pueden ayudar a entenderlo: Tanto en la francesa “Intocable” como en  la española “Gigantes” encontramos estas técnicas. En la primera se cuenta la historia de un hombre tetrapléjico y su cuidador, y en la segunda la de un grupo de discapacitados que entrenan y juegan al baloncesto; en ambos filmes, el humor esta cuidado de una manera  muy cuidadosa pero la situación de partida es muy trágica. La relación y la acción que se desarrolla despierta al menos sonrisas,  si no risas claras en ciertos momentos. Hay autores muy conocidos que trabajan en esta línea y su obra ha sido representada en España, como Mauricio Kartun. Los argentinos tenemos como por herencia, por ósmosis, la posibilidad de reunir en una misma obra la comicidad y el drama. En el caso de “Lombrices” las protagonistas son dos mujeres ancianas que tienen un secreto compartido desde hace tiempo, es una situación de suspense pero se ve condicionada por la avanzada edad, pues tienen movilidad limitada, el discurso a veces se les va de la cabeza, el pasado está siempre presente … La vejez provoca dolor, pero ¡cómo me río con lo que está pasando!. Pero eso sí, esa risa siempre surge con un profundo respeto en el tratamiento, no nos reímos de una persona mayor por su situación, nos reímos porque a veces tanto dolor hace reír … Es una situación ambigua. Muchos espectadores me han comentado que en su interior, al ver la representación, se preguntan “¿De qué me estoy riendo, si esta situación es tremenda?”. Esa pregunta es la que de alguna manera queremos instalar en el espectador amén de otras muchas cosas.

 

Dado que tenemos dos mujeres protagonistas, supongo que estamos ante una obra de continuos diálogos …

 

Sí, por supuesto. Pero hay continuos diálogos y continuos silencios, y miradas, y otras muchas cosas que no se pueden explicar, que tienen que ver con el trabajo de las dos actrices.

 


Vuestra obra está programada para celebrar el Día Mundial del Teatro. ¿Tú crees que estos eventos internacionales tienen sentido a día de hoy, valen para algo o por el contrario crees que hay que seguir apostando por ellos?

 

Por supuesto que hay que celebrar este día, me parece extraordinario. El teatro por ahora es el único género que no se puede reducir a Internet, porque, ¿por qué vamos al teatro con la inmensa oferta de series,  programas de televisión,  películas, …? Pues porque el teatro mantiene algo irreductible:  la intimidad de estar con otras personas que nos acompañan en una misma sala, tanto actores,  músicos u otros espectadores,  con los que compartimos el dolor, la alegría, la emoción, en un mismo espacio y en un único momento irrepetible. Eso nos hace vibrar y al menos de momento  no se puede bajar de internet. Tú puedes ver a actores inmensos, por ejemplo a  José Bódalo en algún viejo Estudio 1,  pero la emoción de estar enfrente del actor no es repetible. Por eso el teatro está vinculado a la vida, porque es muy efímero. Cuando termina, termina. No hay posibilidad de repetir. Cada función es una nueva historia, a pesar de que sea el mismo guion o cuente con los mismos actores y actrices, pero estas vinculando  otra situación que ya no es la misma.

 

Y también hay que recordar lo que ha pasado tras la apertura de las salas, tras el confinamiento: Los espectadores estaban esperando ocupar su localidad, volver a estremecerse frente al escenario. No hay modo de reemplazar los actos escénicos presenciales.

 

De eso te quería preguntar ahora; el aforo del Centro Cultural El Madroño se ha visto reducido considerablemente, pues apenas disponemos de unas 70 plazas cuando dispone de 240, con la consabida distancia de seguridad. Esto os tiene que afectar a las Compañías, esas sensación tan particular del aforo completo ahora mermado por las medidas tomadas.

Sí claro, la circulación continua entre público e intérpretes, y en sentido contrario, esa extraña química que se da en el teatro, se diluye cuando hay mucha menos gente. Esto se nota mucho en  comedias,  como es este caso. Hay  muchas situaciones humorísticas, y la risa es algo que se contagia; la gente no se ríe habitualmente sola; uno se ríe y el de al lado también, y el de más allá … El llanto es más individual, por supuesto. Lo que ahora ocurre es que escuchamos risas pero aisladas, debido al distanciamiento, claro.

 

Antes de finalizar la entrevista quiero avisarte de una particularidad de esta obra: las dos actrices son relativamente jóvenes, mucho más que sus personajes. Esto es habitual en teatro, claro, pero lo que no es tanto es lo que hacemos en “Lombrices”: el juego de la transformación en el escenario, pues en algún momento de la obra vuelven  a su papel  de actrices que transforman el espacio, y de nuevo vuelven a ser las  viejitas. Es un juego de metateatro, teatro dentro del teatro para poder mostrar cómo se hace un espectáculo,   en este caso con dos personas que son mucho mas jóvenes

 

Sigues añadiendo razones para acudir a El Madroño a presenciar esta representación…

Pues muchas gracias Jorge. Nos vemos el próximo 26 en El Madroño, para disfrutar de “Lombrices”.