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4 de abril de 2014

Flora en descampados, baldíos y solares de Vicálvaro en primavera

Almendro en flor, Calle Prat






Jaramagos. Centro de Mayores Avda. Daroca
Aunque no nos demos cuenta, vivimos rodeados de naturaleza. Por muy grandes que sean nuestras ciudades, más allá de sus límites está el campo, que se cuela por todas partes ante cualquier oportunidad que se le ofrezca. La situación periférica de Vicálvaro facilita aún más esta inmersión, de tal modo que un pequeño paseo por nuestro barrio nos permite contemplar multitud de especies, sobre todo en momentos como éste, en el que tras el largo invierno asistimos a la explosión primaveral.



Vamos a detenernos en unas cuantas especies que nos podemos encontrar en estos espacios no tomados por el cemento y el hormigón. La selección ha atendido a su vistosidad, a la facilidad para encontrarlas, o a contar con ambas cualidades.





Flor del jaramago. Detalle
Comenzamos este repaso con una de las plantas más habituales en nuestro entorno, y que precisamente por esto nos pasa habitualmente desapercibida: Se trata del Jaramago (Diplotaxis muralis). Engalana los campos desde los inicios de la primavera hasta bien entrado el verano con sus pálidos tonos amarillentos.  Realmente encontramos varias especies de este género, pero esta es la más habitual. Es una planta nativa de Europa, Asia Occidental y África del Norte. Crece en casi cualquier tipo de suelo. Algunos autores consideran que sus hojas, muy sabrosas,  se pueden comer en ensaladas; sin embargo no parece una buena opción en el caso de no conocer en qué condiciones se han desarrollado, al poder estar expuestas a todo tipo de agentes contaminantes. 







Parque de Valdebernardo
La segunda especie en la que vamos a detenernos en este breve paseo es el Nazareno  (muscari neglectum). Es una planta de pequeño tamaño (hasta 0,25/0,3 metros de altura), con raíz bulbosa, que florece en nuestra zona a inicios de primavera. Se la puede encontrar casi en cualquier sitio, siendo muy frecuente en jardines y cerca de viales; no es raro encontrarla en rodales numerosos, pues tiene capacidad para producir numerosos vástagos alrededor del bulbo principal. El nombre popular tiene clara relación con el intenso color morado de sus flores, muy similar al de las representaciones de Jesucristo en la Semana Santa, con la que suelen coincidir.






Calle Los Gallegos
La Malva Silvestre (malva sylvestris) es una planta perenne  herbácea o algo leñosa en la base, que puede alcanzar hasta 2 metros de altura, originaria de Europa. Generalmente posee hábito erecto, con ramificaciones. Florece en primavera hasta mediados de verano. Las flores se cierran al anochecer y cuando hace mal tiempo para proteger el polen. Es muy abundante en terrenos baldíos, huertos, cultivos, márgenes de caminos, escombreras y en jardines descuidados. 






Lechetrezna, C. Fuente de Arriba
La última planta de la que vamos a hablar es de la Lechetrezna (Euphorbia helioscopia L.), una herbácea anual que solemos encontrar en prados y junto a caminos. No es especialmente llamativa, pues sus flores son más bien discretas, de color verde-amarillento; su particularidad reside en la toxicidad del látex (tanto en la planta fresca como seca), contenido en su savia: Si cortamos su tallo veremos éste, de color blanquecino, que se utiliza como purgante y contra las verrugas; de hecho su extracto se emplea en la industria farmacéutica de hecho. 


Frutos del olmo. Cerro Almodóvar
Finalizamos este escueto repaso a la flora de descampados vicalvareños con dos árboles que crecen de modo espontáneo en el medio natural, aunque su germinación proceda de ejemplares plantados con finalidad ornamental o como cultivo: Se trata del Almendro (prunus dulcis) y del Olmo siberiano (ulmus pumilla).

El primero es un árbol caducifolio de la familia de las rosáceas. Es una especie muy rústica que se adapta perfectamente a las condiciones extremas de los climas secos y suelos pobres, como es nuestro caso. En Vicálvaro lo encontramos naturalizado en laderas soleadas, formando pequeñas agrupaciones en la Carretera al Polígono de Las Mercedes o en ejemplares solitarios por todo el caserío (se pueden contemplar varios de buen porte en la Calle Prat, por ejemplo). Su temprana floración anuncia, como todos sabemos,  la llegada de la primavera.



Por otra parte, el olmo siberiano  es un árbol caducifolio muy frecuente en nuestros parques y calles, que puede alcanzar los 20-25 metros de altura, de corteza de olor gris oscuro y con fisuras longitudinales. La extensión de la grafiosis, enfermedad producida por un hongo, que ha diezmado a su hermano ulmus minor , produjo su introducción en España. La floración y fructificación es precoz (sus flores aparecen y fructifican antes de que broten las hojas), y es un espectáculo digno de contemplar, al que estamos tan acostumbrados que ni reparamos en ello: Si bien las flores son pequeñas y poco vistosas, sus frutos, denominados sámaras, son muy abundantes y se disponen en llamativas formaciones. 


Cuando secan, al poco tiempo de brotar las hojas, su peculiar disposición les permite una fácil dispersión, acumulándose en rincones y oquedades. Su hábitat está en zonas cercanas a ríos o cursos de agua, prefiriendo los suelos ligeros y profundos. En nuestro medio natural lo encontramos con facilidad allá donde haya habido movimientos de tierra. Por eso podemos encontrar - un bosquete de considerables dimensiones, aunque con ejemplares muy jóvenes, en el acceso al Cerro Almodóvar, en una ladera orientada al N-NE. Si bien éste es el caso más llamativo, veremos multitud de ellos que han crecido de forma espontánea, a partir de las semillas aportadas por los alineados en aceras (el olmo, junto con el almez, el plátano y el castaño de indias, es una especie apreciada en jardinería urbana como árbol de sombra).